Cuáles son los cambios impositivos del Gobierno que permanecen, tras retirar el capítulo fiscal de la Ley Ómnibus
Las subas tributarias que buscaba el Poder Ejecutivo en negociación con la oposición y los gobernadores fracasaron.

El capítulo de la suba de impuestos que actuaba como una de las columnas del plan económico inicial del gobierno de Javier Milei y que implicaba un reajuste tributario para algunos sectores clave de la economía como el campo y la industria, terminó por fracasar sobre el cierre de la semana en un ida y vuelta con la oposición y los gobernadores que empantanó el tratamiento de la Ley Ómnibus.
Los retoques en las alícuotas y alcances de diversos impuestos asomaban como parte fundamental del fuerte programa de ajuste fiscal para eliminar el déficit equivalente a 6,1% del PBI en un solo año. En el equipo económico dedicaron toda la semana a asegurar de que se trataba de medidas transitorias, algo que no había hecho evacuar por completo sus dudas al sector privado.
La proporción, haciendo grandes números, era hasta el anuncio de retiro del capítulo fiscal del megaproyecto de ley, de un blend de 60-40: seis de cada diez pesos a ajustar provendría de podas en numerosos renglones del gasto público (principalmente subsidios, obra pública y transferencias no automáticas a provincias) y los otros cuatro, por reajustes tributarios que hagan subir la presión impositiva este año y que le dé más aire al fisco.
Para resumir, la Ley Ómnibus incluía un elemento vertebral en ese plan fiscal: una suba de retenciones a las exportaciones generalizado. En un primera versión el 15% de nuevo piso abarcaba a todos los productos, sin discriminar si fuesen economías regionales o pampeanos de explotación extensiva, como la soja, el maíz o el trigo.
Cargo sobre las importaciones
Pero hay otro cambio relevante, pero que pudo ser activado de manera inmediata por el Ejecutivo, y que no fue entonces víctima del zarpazo al capítulo fiscal de la Ley Ómnibus. Se trata de la suba de la alícuota de impuesto PAIS para las importaciones, que pasó de tener una tasa de 7,5% general a 17,5%. Es una de las medidas con mayor aporte recaudatorio (0,8% del PBI) de todas las que están incluidas en el plan Caputo.
En los 45 días de gestión de Javier Milei el gobierno libertario intentó llevar a cabo, como se dijo, una serie de modificaciones amplias en términos tributarios, aunque la profundidad que hubiesen tenido es materia de discusión.
La cuestión de la temporalidad en los aumentos de impuestos es algo que asomaba como una preocupación que ganaba terreno entre los empresarios. De hecho, el Gobierno ya había tenido que salir a asegurar que en 2025 la tendencia se revertiría, siempre en caso de que consiga en 2024 el equilibrio financiero.
“Se deja plasmado en estos fundamentos y se comunica al Honorable Congreso de la Nación que durante el transcurso de 2024 el Poder Ejecutivo Nacional presentará una reforma integral del sistema tributario con el fin de simplificarlo, lograr un aumento de la base de contribuyentes registrados e ir reduciendo la presión fiscal a partir del 1 de enero de 2025 en adelante.
Caputo y su equipo podría necesitar elaborar un nuevo “mapa del ajuste” que reparta de otra forma el peso que tendrá cada renglón del gasto para conseguir ese ajuste fiscal de 6,1% del PBI, ahora con una trascendencia aún mayor de los recortes.
En sorpresiva conferencia de prensa el ministro destacó que se tomará más tiempo para el tratamiento separado del capítulo fiscal: “Evaluaremos nuevas medidas y trataremos de consensuarlas con los gobernados y legisladores en el futuro. Este es un gobierno que escucha, es lo que debemos hacer”.