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¿Es sano considerar a las mascotas como “hijos” o “hermanos”?

El Licenciado en Psicología, Néstor Martiarena, analiza este fenómeno social conocido como “Petofilia”.

La petofilia es un fenómeno que se caracteriza por un amor excesivo hacia las mascotas que lleva a las personas al aislamiento en tanto estas sustituirían la necesidad de contactos interpersonales.

Según indicó Martiarena, esa tendencia a preferir la compañía animal puede tratarse de un “escape” ante una situación traumática, llegando a ser “alarmante” en casos en los que la persona pasa a considerar seriamente “su hijo” o “su hermano” a la mascota.

“Pese a estar demostrados los beneficios de tener una mascota, no es saludable en términos psicológicos tener una relación ‘humana’ con ese animal” dado que esa situación sería un indicador de una posible “fobia, trastorno antisocial de la personalidad o trastorno disocial”, expuso Martiarena.

El psicólogo asegura que “es posible atravesar situaciones traumáticas en las que un animal sea la única compañía disponible, pero no debemos perder de vista que solo es un animal”.

En este sentido, Martiarena aseveró “uno simbólicamente puede denominar ‘hijo’ o ‘hermano’ a una mascota, pero lo correcto sería decir “es como mi hijo’ o ‘es como mi hermano’ en vez de auto-convencerse de que el animal efectivamente ocupa ese lugar”.

Además, el licenciado señaló que el daño no solamente lo sufre la persona sino también la mascota: “debemos entender que las mascotas tienen una serie de reflejos innatos propios de su especie”. “Si estos son moldeados en exceso por la cultura humana pueden provocar neurosis en el animal”, indicó.

Si bien para Martiarena cada caso es particular, sugirió a aquellas personas obsesionadas con sus mascotas “multiplicar sus interacciones sociales”, invitándolas a “asistir a talleres de expresión corporal, teatro, clases de baile u otras actividades”

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